Abre la caja, ante ti varios bombones. Elige sólo uno. ¿ya lo tienes?
Bombón nº #1
… y Dios le dio alas a los ángeles y el chocolate a los humanos.
Creo que salimos ganando, al menos yo no echo de menos unas alas pero si un buen volcán de chocolate.
¿Amas el chocolate? Seguro que si. Después de tantos años de relación, ¿no crees que va siendo hora de saber algo sobre su pasado? ¿Quieres escuchar su historia? Prepárate una buena taza y siéntate comodamente, porque tiene bastante que contar.
Todo comenzó….
3.100 años atrás en Centroamérica, aunque recientes descubrimientos señalan que tal vez fuera hace 4.000. Nuestro actual amado chocolate poco tiene en común con su más remoto antepasado, excepto que ambos proceden del árbol del cacao (Theobroma cacao). Su tatara-tatara-abuelo era más bien una bebida alcohólica: una especie de cerveza de chocolate, creada a partir de la fermentacíon de la pulpa del cacao, la cual disfrutaban los Olmecas durante los ritos matrimoniales.
Años más tarde, las civilizaciones olmecas, mayas y aztecas(entre otras mesoamericanas) comenzaron a tomar una bebida semi-líquida, hecha a partir de granos de cacao, a la que posteriormente añadían chile y otras hierbas. Este mejunje se llamaba chocolhaa, formado a partir de las palabras chocol (amargo) y haa (agua). Era tan preciado y valioso, que su uso estaba destinado exclusivamente para la realeza y determinados rituales sagrados. Pare ello tenían unos vasos especiales, llamados jícaras.
Y llegó sobre su caballo…
Hernán Cortés. Y los aztecas le ofrecieron un vaso de oro lleno con la mejor de sus bebidas, aunque tal vez a él no se lo pareciera. Pero dos cosas sobre el chocolate si que llamaron su atención: la energía que proporcionaba ese brebaje y, aquí fue cuando se le hicieron los ojos chirivitas, que los aztecas usaban las semillas de cacao como moneda (por el módico precio de 100 semillas tenia un esclavo).
Hogar, dulce hogar.
De vuelta en Europa, en el año 1528 Cortés consiguió que cuajara la moda del chocolate en España, cosa que no consiguió Cristóbal Colón. (Ya se sabe, fallos en el ‘merchandaisin’). En pocos años, para el 1600, ya se esta recetando el cacao como medicina ante resfriados, problemas del tracto digestivo y para mejorar la claridad mental. Durante este siglo numerosos botánicos y médicos alabaron sus virtudes, como fue el caso de Henry Stubbe que hasta escribió un libro a la vuelta de las Indias Occidentales, The Indian Nectar.
Entre todos los beneficios del novedoso chocolate, el célebre Giacomo Casanova destacaría su poder afrodisíaco, del cual se aprovechaba antes de ir a la cama de sus conquistas.
Durante el siglo XIX los charlatanes (antiguos tele-tienda) inventaron distintos tipos de pócimas formados básicamente por chocolate al que añadían algunas hierbas un tanto dudosas, como el chocolate analéptico o el chocolate pectoral.
Ya para finales de siglo, la armada del ejército y los hospitales aprobaron el chocolate como medicamento. Curiosamente,siempre llevaban en sus bolsas cacao para curar eficazmente a sus pacientes durante las visitas a domicilio.
La democratización del chocolate
Con la Revolución Industrial el chocolate por fin pudo llegar a las masas debido a la adición de ingredientes menos costosos. Además, el químico Coenraad Johannes van Houten añadió sales alcalinas al chocolate, consiguiendo un cambio de sabor y suavizando la amargura. Los avispados empresarios vieron un filón de oro en el negocio del chocolate, y decidieron empezar a comercializar versiones más económicas de dulces y bombones. Es más, no solo fue buen negocio durante las vacas gordas, sino que durante las vacas flacas de la Gran Depresión el negocio del chocolate resistió la caída económica ya que ayudaba a mucha gente a sentirse más feliz.
Hasta que no apareció en escena el empresario chocolatero suizo Daniel Peter, no se inventó el chocolate con leche y eso fue allá por el 1875 (no hace tanto ¿verdad?). Poco más tarde el confitero suizo Rodolphe Lindt añadió la manteca de cacao, poniendo la guinda al pastel.
¿Involución o el camino adecuado?
Con la adición del azúcar refinado y otros ingredientes no muy sanos, las propiedades medicinales conferidas al chocolate se han ido desvaneciendo, y lo que en un principio podría haber sido una comida sana termina no siendo tan buena para el cuerpo.
En la actualidad, preocupados cada día más por nuestra salud, vigilamos rigurosamente lo que comemos. Debido a ello, los fabricantes de chocolates están retrocediendo al pasado para ofrecernos productos similares a los originales. Aunque también, se están buscando nuevas formas más saludables a base de endulzantes naturales para que podamos seguir disfrutando del chocolate que realmente nos gusta.
¿Tienes ganas de más? De momento saborea bien este bombón, que la semana que viene volvemos a abrir la caja.
Brihuega, Restaurante La Peña Bermeja.
Comentarios
6 respuestas a «¡El chocolate no hace girar al mundo, pero seguro hace que el viaje valga la pena!»
Información Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: Abre la caja, ante ti varios bombones. Elige sólo uno. ¿ya lo tienes? Bombón nº #1 … y Dios le dio alas a los ángeles y el chocolate a los humanos. Creo que salimos ganando, al menos yo no echo de menos unas alas pero si un b…..
[…] Si aún te estas relamiendo, que sepas que hasta la semana que viene no volvemos a abrir la caja, así que aprovecha lo que queda en tus labios. Aunque si tienes muchas muchas ganas, se puede hacer una excepción. Aquí lo tienes. Ataca al Bombón #1. […]
chocolate,podria vivir solo con choco late !
jajaja. Ya te digo, pero me da que sólo con chocolate tu esperanza (la de vida, la otra seguro que no) se vería ‘ligeramente’ acortada. De todos modos, lo bueno si breve dos veces bueno. Así que mejor echarlo un poquito de menos. …Después de unas acelgas seguro que ves el cielo.
[…] no hay dos sin tres, después de los bombones #1 y #2 inevitablemente teníamos que ponerte en bandeja el Bombón #3, era […]
[…] disfrutar de un mini viaje sensorial y conocer mejor a nuestro bien amado CHOCOLATE. Con el bombón #1 conocimos su pasado, con el #2 a su familia y con el #3 descubrimos porqué nos volvía tan locos. […]